El gato con botas



En un lugar muy lejano había un viejo molinero que tenía tres hijos. Llegado el tiempo, decidió llamarlos para repartirles lo poco que tenía de herencia. Al mayor de los hermanos le dejó el molino, al mediano un burro y al más pequeño le dejó un pequeño gato al cual apreciaba mucho.

No es que fuese una gran herencia, pero los hermanos parecían estar de acuerdo, salvo el más joven, que se sentía tan decepcionado, pues cómo iba él a ganarse la vida con un gato que ni siquiera podía cargar nada.

Lo que él no sabía es que no era cualquier gato, este gato hablaba, y al ver a su dueño sumido en tal desgracia puso manos a la obra y le pidió a su amo que confiara en él, y que se dejara guiar por él.

Durante su camino el gato le pidió el poco dinero que le quedaba; se fue un tiempo, pero al regresar apareció muy bien vestido, con unas botas y un sombrero a su medida, de verdad que se veía bien así vestido, todo un caballero.

Pero su dueño no estaba muy contento ya que se había gastado todo el dinero que tenían. El gato le respondió que no temiera, que sería una buena inversión y que no se arrepentiría.

El gato se fue a cazar al bosque y con lo que consiguió se presentó a las puertas del palacio, y ofreció lo que traía al rey. Una vez frente a su majestad le dijo que se trataba de una ofrenda de su amo, el marqués Carrabás.

El rey aceptó el regalo, y conforme fueron transcurriendo los días, el gato le llevó más regalos. Un día el rey decidió hacer una fiesta en el palacio, y el gato se paró a pensar y le comentó a su amo que tenía una idea para mejorar sus vidas. Aunque el amo no entendía bien lo que el gato le pedía, hizo caso de sus consejos.

El gato le dijo que se quitase la ropa y se metiese en el río. En ese momento se acercaban carruajes reales, donde iban el rey y su hija. Cuando pasaron a su altura, el gato les pidió ayuda porque el marqués Carrabás se estaba ahogando.

El rey se acercó a ayudar, mientras que la princesa se quedó enamorada con la belleza del marqués. Lo vistieron y lo ayudaron a subir a la carroza. Mientras tanto, el gato recordó que no muy lejos se encontraban las tierras y posesiones de un ogro muy temido en el lugar. Se dirigió de prisa hacia el castillo y consiguió, con astucia e ingenio vencer al fuerte ogro y liberar a la población de su opresión.

Al llegar las carrozas, el rey quedó admirado de todas las propiedades del marqués y le propuso casarse con su hija para compartir los reinos. Él aceptó y a partir de entonces todos vivieron felices en el lugar. Y el joven que en un inicio no confiaba en el Gato con Botas, aprendió que muchas veces es más importante el ingenio que el dinero.

Cuento infantil: El gato con botas.
Autor: Charles Perrault.
Cuentos clásicos infantiles.

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