La hormiguita desobediente

Había una vez, en un bonito lugar, cerca de un pequeño lago, un hormiguero con 300 hormiguitas hijas de una estricta reina. Todos los días les pedía a sus hijas e hijos que al salir a buscar comida nunca se separaran del grupo, ya que si se perdían sería muy complicado encontrarlas.

Pero de todas las hormigas, había una que tenían un afán por desobedecer a su madre. No era la primera vez que se separaba del grupo para ir a distraerse y mirar el bonito paisaje que se podía ver si subía al gran árbol que estaba a un lado del lago.

Un día, vio unas bonitas y llamativas hojas de colores que nunca había visto, así que decidió seguirlas hasta darse cuenta de que se había perdido. Para colmo, justo en ese momento el cielo comenzó a tronar y rápidamente se cubrió de nubes grises. Una gran tormenta se acercaba.

La pobre hormiguita tuvo tanto miedo, que lo único que pudo hacer fue meterse a un agujero debajo de unas piedras. Lloraba desconsoladamente y se arrepentía en todo momento el haber sido tan desobediente con su madre. Como última esperanza, gritó en voz alta que si Dios la ayudaba a regresar con bien a casa, jamás en la vida volvería a desobedecer a su madre.

Fue tanto el tiempo que estuvo llorando que poco a poco le fue ganando el sueño hasta quedarse dormida. La tormenta seguía y parecía no tener fin. Hubo rayos y relámpagos esa noche, era una tormenta como hace mucho no se había visto por ese valle.

Al amanecer, ya la lluvia había terminado. Y la hormiguita aún desconsolada, decidió salir y buscar un nuevo hogar, sin esperanzas de volver a estar con su mamá y sus hermanas hormigas... Cuando de pronto, al levantar la mirada, vio un par de hormigas que iban en su dirección.

Era su mamá y dos de sus hermanos que habían pasado casi toda la noche buscándola por todos lados. Al reencontrarse, la pequeña hormiguita le dio un fuerte abrazo a su madre, y con lagrimas en los ojos, le juró que nunca más en la vida la volvería a desobedecer.

Fue así como la pequeña hormiguita aprendió la valiosa lección de que nunca debe desobedecer a su madre, ya que le pueden pasar cosas malas y no siempre tendrá la suerte de que las cosas terminen bien. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.