Barba negra el pirata

Hubo una vez, un pirata muy temido en el océano. Vestía ropa gastada, un sombrero con una calavera en el frente y unas largas barbas negras que lo caracterizaban. Era el mejor pirata de todos los mares.

Era normal en esos tiempos, escuchar historias de miedo del pirata Barba Negra, no había marinero que no le tuviera miedo o que no lo respetara, y es que, en verdad, estar cerca de él era algo que te hacía temblar de miedo.

En una ocasión, la tripulación de Barba Negra se dio cuenta de que había un barco a punto de hundirse y un pequeño grupo de náufragos pidiendo auxilio. Así que Barba Negra dio la orden de que los subieran a su barco.

Cuando los estaban rescatando, todos los náufragos pedían clemencia. -Por favor no nos haga daño señor Barba Negra, le daremos todo el oro que tenemos.

-¿Hacerles daño? -Preguntó Barba Negra, y continuó. -Para nada muchachos, venimos a ayudarlos, vamos, suban con nosotros a nuestro barco.

Con mucho miedo, los marineros subieron al barco de Barba Negra y confundidos aceptaron ropa y comida por parte de la tripulación. No entendían que estaba pasando, puesto que nada cuadraba con las leyendas que se contaban de Barba Negra.

Más tarde, se acerca Barba Negra a ellos y les dice: -Yo se las leyendas que se cuentan de mí, pero para nada son reales, al contrario, me gusta ayudar a los demás marineros que tienen problemas. Se que mi apariencia no ayuda mucho, pero en realidad soy una buena persona.

Fue así como los marineros se dieron cuenta de que todo eso malo que se hablaba de Barba Negra era falso, y en agradecimiento por haberlos rescatado, se quedaron como parte de la tripulación de Barba Negra para siempre.

Y así pasaron sus días, navegando y ayudando a marineros en problemas, y dando el mensaje de no juzgar a una persona sin conocerla. Y colorín colorado, éste cuento se ha acabado.